Este domingo, 1 de diciembre, se cumplieron 105 años desde que propietarios y arrendatarios de fincas plataneras de Tenerife decidieran unirse para defender los intereses canarios frente al monopolio británico en la producción y exportación de plátanos. Así nació el Sindicato Agrícola del Norte de Tenerife, una asociación que acabaría siendo lo que hoy es la sociedad agraria de transformación FAST.
Ya en el siglo XVII se embarcaban plátanos desde Canarias hacia la Península. La fruta se transportaba en cajas y barriles transformada en conserva; el producto ofrecía el aspecto de una masa oscura a la que se conocía como “conserva canaria”, bastante apreciada en la Península.
En el siglo XIX, la expansión colonial británica convirtió a los principales puertos canarios (Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife) en lugares estratégicos en las rutas de la flota colonial hacia Nigeria, Sierra Leona o Ciudad del Cabo.
A comienzos del siglo XX, el estallido de la Primera Guerra Mundial alteró los flujos de las exportaciones.